Desde mi ultima entrada he vuelto a querer cambiar, pero ha sido difícil...
Ya no sentía absolutamente nada y yo estaba desesperada por sentir algo en mi corazón, por encontrar la salida a la apatía que me consumía en ese momento.
Para finales de mayo la barrera empezó a estrellarse y en junio se agrieto tanto que un nuevo sentimiento se abrió camino hasta salir a flote.
No sé exactamente como pasó, ni sé a donde me llevará; solo pondré algo que escribí hace más de un mes y que no había publicado.
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Este texto lo escribo pensando en mi blog. No es un
pensamiento que sólo salió de mi cabeza para compartirlo en cualquier lugar.
Ayer (14 de julio) el mundo se fue de vacaciones.
Los sonidos se apagaron, la luz se fue, las personas se
volvieron inmateriales…
Y no fue triste.
El mundo se fue de vacaciones, dejo de existir, desapareció
mientras yo me fundía; me derretí y mi corazón casi explota y toda yo estaba
serena y fui –soy –feliz.
Y el momento pasó…
Los olores volvieron, la luz volvió, el canto de los pájaros
estalló en mis oídos y pensé en encontrarme sola pero no fue así. Cuando abrí
los ojos estaba él, sonriéndome.
Un beso. Fue sólo uno y el mundo se fue de vacaciones.
¡Qué ironía! Un texto feliz, después de montones de
tristezas.
Me siento como Zarza (Sofia Zarzamala). Estas semanas las
describiría en base a ese libro de Rosa Montero. Yo estaba cubierta por la
apatía y perseguida por mis demonios, pero –como en el libro –vuelvo a
despertar, vuelvo a agarrarle gusto al mundo –a vivir –.
Las ansias por la muerte y los miedos por la gente siguen
ahí –casi como las ganas de la blanca de Zarza –pero tengo esperanza de que
pueda con ellos, así como Zarza lo hizo.
Ayer fue un día que duró eones, el universo se extinguió y
volvió a renacer.
Las cosas son iguales…
Pero yo no.
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Esa sensación va y viene y es hermosa...
ATTE
Diana Albatou
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