jueves, 30 de agosto de 2012

Entre promesas falsas e inquietudes desesperantes


Una vida que nunca cambia debe ser aburrida,

Una vida siempre cambiante debe ser interesante.

No, es una equivocación. He tratado, intentado, pero no logro nada. No tengo nada y sin embargo aun espero que alguien me saque del infierno al cual yo misma me he condenado, todo es por mis acciones, por mis caprichos, por mis deseos de lo maravilloso e imposible.
Empiezo a sentir –otra vez –el vacio… el dichoso vacio que había tapado con una realidad normal, como la de todos, pero ahora ya salió a flote, intenso, como un hoyo negro que se traga mi cordura.

“¡Alguien, ayúdenme! ¡Alguien que me ayude! Alguien que me escuche, alguien que me vea, alguien que no me ignore.”

Pero nadie contesta y me pierdo en la nada. Empiezo a odiarlos, a todos ellos, porque me hacen creer que puedo salir de este maldito agujero tendiéndome su mano, para que después me suelten y me refundan con su pie, restregándome en la cara sus vidas y su impaciencia por sacarme de ellas: una palabra, una acción y todo acabo.

No se que deba decir, no se que deba transmitir, solo que ya no quiero más promesas, ya no quiero inquietarme por nada, ya no quiero desesperarme, ya no…
Ya no quiero sentir, ya no quiero mis sentimientos.
Creo que eso es un poco patético.


ATTE
Diana Albatou

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